¿Cómo se hizo presente en nuestra sociedad esta manifestación patrimonial del Boyeo y la Carreta?
Durante la época colonial la situación de aislamiento crónico respecto al poder central, representado por la capitanía guatemalteca, la escasez de metales preciosos como el oro y la plata, las vías de comunicación en mal estado por las inclemencias del tiempo; impusieron duras condiciones a las actividades económicas propias de la población del valle intermontano central costarricense.
La carreta llegó a Costa Rica desde el siglo XVI bajo la forma de cureña, que era nada más hecha de troncos, palos y cañas, usada para el traslado de madera originalmente.
El espacio físico del valle Central era un medio adverso para medios de transporte pesados debido a la presencia de montañas, hondonadas, lluvias torrenciales y ríos de amplio caudal propios del trópico, que anegaban constantemente los suelos.

La actividad ganadera, estuvo destinada principalmente a la cría de mulas y en muy pequeña escala a la de bueyes para ser utilizados en las labores agrícolas como animal de tiro. Sin embargo, las yuntas de bueyes unidas por el yugo fueron un apoyo fundamental para el agricultor, al momento de poner en movimiento las pesadas rejas y arados para surcar sus campos de labranza, y para hacer girar las muelas del trapiche con que se muele la caña de azúcar para extraer su jugo.

Asimismo, y a pesar de que los caminos no eran propicios para el uso generalizado de carretas haladas por bueyes, es un hecho que tanto unas y otros se hicieron presentes durante el período colonial costarricense, donde cumplieron relevantes funciones productivas. En este sentido, el uso de la carreta estuvo restringido a pequeños círculos donde las vías de comunicación lo hicieron posible. (Carrillo, Castro y Murillo, 2009: 17).
Durante la segunda mitad del siglo XVIII, el polo de crecimiento económico de Costa Rica se desplaza del este hacia el oeste, o sea, de Cartago y sus alrededores, hacia San José, Heredia y Alajuela, debido al aumento de la producción tabacalera. Esto sin dudas incide en la ampliación de las unidades de producción agrícola y también en los principales núcleos de población.

El transporte en carreta se hace indispensable en este tipo de poblamiento del valle Central. El carácter disperso de los poblados necesita de un medio de locomoción efectiva, para trasladar las cosechas de granos, la caña de azúcar y la madera de los trapiches y de vuelta llevar desde tapas de dulce y el bagazo como alimentación del ganado.
Durante el siglo XIX el crecimiento económico del valle central vino en aumento debido a los cambios introducidos en el medio agropecuario mediante la incorporación del café. El café fue el motor del crecimiento económico. Pese a las diferencias sociales que promovió el café, se puede afirmar que hubo una unificación del aparato productivo y la comunidad costarricense superó las diferencias regionales y asoció los intereses de los agroexportadores con los de los productores directos, artesanos y jornaleros que vieron aumentar sus ingresos y la calidad de vida, cuando lograron adaptarse bien a las nuevas condiciones económicas.
Igualmente las carretas se convirtieron en el símbolo del traslado del “grano de oro” hacia los puertos de embarque del producto para ser llevado a Europa. Diariamente como lo testimonian algunos viajeros europeos de la época, los caminos se veían surcados por desfiles de centenares de carretas que llevaban el cotizado grano.

La carreta se convirtió en medio de subsistencia para las familias campesinas, dado que permitieron ingresos extras que permitían la manutención de los miembros del hogar. Para el campesinado el adquirir carretas, animales y aperos sirvió como forma de acumular bienes, que bien podían usarse como venta en caso de urgencia o como prenda para establecer alguna hipoteca. Incluso se habían convertido en bienes heredables de padres a hijos, por lo cual brindaban una relativa estabilidad.

Como todo medio de transporte hecho por los seres humanos la carreta comenzó a tener modificaciones a lo largo del tiempo. En el valle Central la carreta comenzó a experimentar cambios para modificar sus partes con la idea de poder llevar la carga de leña, el café, “grano de oro”. A partir de comienzos del siglo XX, empieza a decorarse al verse desplazada por otros medios de transporte. De esta forma comienzan a surgir diferentes formas de llevar a cabo la decoración del exterior de la carreta de acuerdo a la zona geográfica particular, entre las que se pueden enumerar Cartago, Desamparados, Higuito de Desamparados, Aserrí, Escazú, Puriscal, San Ramón, Sarchí, entre otras.
La tradición de pintar y engalanar las carretas comenzó a principios del siglo XX. Originalmente, cada región de Costa Rica tenía su propio diseño, lo que permitía identificar el origen del boyero por los motivos pintados en las ruedas. A principios del siglo XX, flores, rostros y paisajes en miniatura empezaron aparecer al lado de los motivos que representaban estrellas puntiagudas. Se organizaron concursos anuales para premiar a los artistas más creativos, costumbre que aún perdura hoy día.
Medios de transporte para los viajeros:
Además de servir como medio de acarrear materiales y productos como el tabaco, leña, café, etc., la carreta también sirvió como medio de transporte para los viajeros que iban a diferentes lugares del país.
El boyero, la carreta y los bueyes
La exclusividad de esta declaratoria como Obra Maestra del Patrimonio Intangible de la Humanidad está ligada a la relación entre boyero, carreta y bueyes y así es como prevalecen en el imaginario social costarricense.
Los campesinos costarricenses, al mando de su carreta y junto a sus fieles bueyes, han ejercido el oficio del boyeo por generaciones. Un oficio aprendido desde la infancia, junto a su familia. Son los hombres, principalmente, quienes heredan la tradición del boyeo, sin embargo, las mujeres siempre han participado de la tradición y en los últimos años han asumido un liderazgo importante.

Carreta con rueda macizas sujetadas con trabas de madera. Nótese la sierra manual que lleva amarrada al costado. Santa Cruz, Guanacaste, en: Dobles, Murillo y Chang, 2008: 133. Participó el 25 de julio, Día de la Anexión. Santa Cruz de Guanacaste.
Partes de la carreta
El yugo:

El yugo se compone de distintos elementos, los cuales se denominan de modo diferente según la zona de donde provenga y de las tradiciones familiares de los usuarios o fabricantes.
Una de sus partes más importantes son las muescas o parte central superior del yugo, las cuales están destinadas a facilitar el engarce de las amarras de la carreta o arado, dichas muescas pueden tener forma de M, llamada mariposa o por otro lado imitar la forma de pezuña del ganado.
Otra de sus partes es la valona la cual se utiliza de forma recortada para cubrir el pescuezo o nuca de los bueyes y la “camella”, “cadena” o “palote” que corresponde a las salientes a los extremos del yugo.
Los Aperos:
Se llama “aperos”* a los implementos de trabajo manejados por el boyero en sus distintas labores o actividades.
Los aperos del buey están constituidos por: A- Las frenteras, utilizadas con el propósito de “defender al buey de las fajas”, es decir, para que las fajas usadas para sujetar el yugo a sus cachos. B- las punteras o botones que se les colocan a los animales en los cachos, como adorno, y, C- Las fajas o correas para amarar el yugo a la testuz de los bueyes.
Las partes de la carreta

La carreta se compone de las siguientes partes: bastidores (piezas de madera ensambladas), parales ( son ocho piezas o soportes distribuidos cuatro por cada lado); matabuey ( pieza que se extienden de manera longitudinal y sostiene la armadura de la base); tablero ( tablas de grosor grueso a los costados cerrando el cajón); compuerta (dos tablas corredizas ubicadas en la parte tanto delantera como trasera, dichas compuertas a su vez van decoradas con dibujos debidamente pintados ); timón (pieza que articula longitudinalmente el conjunto y le da soporte); sobrecajón ( pieza opcional sobre el cajón que sirve para aumentar la capacidad de carga); rueda (soporte de rodaje de dicho transporte); bocina (tubo cónico ajustado al eje); aro (pieza de hierro, madera en forma de circunferencia). (Carrillo, Rodrigo; Castro, Willian; Murillo, Tobías., 2009: 52)
La rueda también va experimentar cambios. En un principio estaba compuesta de radios (varillas que unían el eje con el aro de la rueda) o en una sola pieza. Luego se implementó la rueda de tres partes de madera. Posteriormente, este diseño se mejoró a uno realizado con dieciséis cuñas, ajustadas por un aro de hierro para evitar que la rueda sufriera de atascos en el fango.
El llamado “cantar de la carreta” es un sonido emitido por su bocina y su eje. Este armonioso sonido especial en cada carreta, distinguía al dueño y alertaba a los conocidos a su llegada. Era igual de importante que el decorado, a la hora de escoger una carreta. Esto ha inspirado a escritores y poetas, a lo largo del tiempo. (1)
El imaginario social como producto del patrimonio intangible
Definitivamente la actividad del boyeo y la carreta costarricenses han logrado tener un lugar interesante en el medio nacional, dado que esta tradición se mezcla no sólo a los cantones del país en los cuales más se logra apreciar su presencia. Dicha tradición se asocia con las actividades religiosas, es decir con las festividades del Santo Patrón de algunas comunidades, en las cuales tiene lugar la infaltable presencia de los boyeros y sus carretas
El boyeo es un proceso que consta de diferentes etapas que se relacionan unas con las otras o se realizan simultáneamente, además implica un conjunto de saberes, que suponen entre otros: la percepción e intuición para seleccionar el animal que reúne los requisitos para ser el mejor buey; la capada, es decir, el rito de castración por el cual adquiere su condición de buey; el amansamiento del animal; los cuidados para mantener o mejorar el estado de salud y de ánimo del animal y finalmente, el saber guiarlo, es decir poder aprovechar la potencia del animal en su medio de trabajo sin lastimarlo.
Todos estos conocimientos constituyen manifestaciones de saberes, artes, pensamientos y emociones que se han venido tejiendo a lo largo de generaciones.
Reconocimiento mundial:
El Boyeo y la Carreta expresan todo un cúmulo de conocimientos y habilidades intangibles que hasta el día de hoy permanecen arraigados en parte de la memoria de nuestra población y permiten conformar un sitial significativo de la identidad nacional. De ahí que un 25 de noviembre del 2005, desde París recibimos la buena nueva de que el Boyeo y la Carreta costarricenses fueran declaradas como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, luego de todo un intenso periodo de estudio para solicitar la declaratoria ante la UNESCO, máximo órgano de la educación, la ciencia y la cultura del planeta.
Este premio no fue dado sólo a la carreta como objeto material; sino también al boyeo. Comúnmente se tiende a ver la carreta y a no tomar en cuenta el resto del conjunto, en el cual destaca la parte humana. La acción de boyear se asocia con una cantidad significativa de conocimientos, llevada a cabo principalmente por el campesino.
Referencias:
PROPUESTA DE UNIDAD DIDÁCTICA. El Boyeo y la Carreta como patrimonio intangible de la humanidad según la declaratoria de la UNESCO. Elaborado por: Jorge Cartín Obando, Asesor Nacional de Estudios Sociales Depto. Primer y Segundo Ciclos
(1) Montero, Eduardo. 2010. (2)
(2) El boyeo: tradición y cultura costarricense. En: http://eduardomontero1979.blogspot.com/2010/08/la-tradicion-del-boyeo-y-la-carreta-en.html).