
La propiedad que hoy alberga la Casa de la Ciudad originalmente pertenecía a unos curas. Fue mandada a construir por el padre Fulgencio Bonilla entre 1879 y 1880. De arquitectura sólida este edificio está influenciado por el neo clásico francés y por su suntuosidad y es una excepción en la arquitectura urbana cartaginesa. En su construcción mixta intervinieron el calicanto, la tela metálica y la madera, así como detalles decorativos de granito labrado. Sus pisos, cielos y paredes de tablilla fueron dispuestos con un alto sentido decorativo. Los materiales de construcción eran sumamente novedosos en aquel tiempo, sobre todo porque la ciudad decimonónica había sido edificada con adobe y calicanto. La Casa Pirie hace gala de su fortaleza antisísmica con sus paredes de calicanto de 70 cm de espesor. El inmueble de dos pisos, presenta un claustro central cerrado por trabajo de herrería y columnatas y a la vez rodeado por dos corredores, uno inferior y otro superior.
Entre 1880 y 1900 el Dr. Pirie la adquirió y sobre sus gruesas paredes de casi un metro de ancho le hizo una segunda planta donde ubicaría su casa de habitación. En la planta de abajo tendría su consultorio y en la esquina sur este ubicaría a la recordada botica que durante muchos años administraría su sobrino Willy Pirie.
En esa esquina de la casa actualmente se observa, tapado con mortero, lo que en ese tiempo fue un escudo que decía «Botica Pirie Hnos.» Tanto la botica como el consultorio eran muy famosos y concurridos porque en esa época casi no había médicos en Costa Rica. Las recetas, elaboradas por él, eran expendidas en la farmacia y los pacientes, ricos y pobres, niños y adultos aquejados por las enfermedades propias de la época acudían a él constantemente. Mi valiente abuelo, fue un hombre muy querido en a vieja ciudad de Cartago.

