El Gobierno del Lic. Bernardo Soto Alfaro (1886-1889) dispuso, mediante el Acuerdo N.º LXXXIII del 8 de junio de 1887, erigir en la ciudad de Alajuela un monumento a la memoria de Juan Santamaría, para perpetuar de ese modo el recuerdo glorioso de aquel héroe de la Campaña Nacional de 1856.
La decisión de la estatua reveló que el pueblo costarricense no fue un actor marginado como en los demás países centroamericanos, sino que supo levantar la bandera de la reivindicación de su propio héroe y darle su lugar aunque fuera de origen humilde.
El 28 de julio de 1887, el Congreso Constitucional de la República asignó la cantidad de cinco mil pesos del tesoro público para auxiliar la construcción del monumento referido (Decreto No. L). Finalmente, por Acuerdo N.º CXCI del 22 de agosto de 1888, se dispuso que el monumento de Juan Santamaría se erigiera en una nueva plaza que se haría al sur de la plaza principal de Alajuela.
El diplomático costarricense Lic. Manuel María Peralta Alfaro encomendó al escultor francés Arístide Croisy, la elaboración de la estatua de Juan Santamaría. Arístide Croisy de origen campesino, nació en Ardennés, región fronteriza del norte de Francia. La guerra franco-alemana de 1870-1871 que le tocó vivir marcó con fuerza al artista en sus temas patrióticos con los cuales triunfó en su brillante carrera artística.
La estatua la fundió Durenne y se hizo de bronce indestructible para simbolizar la inmortalidad. En la estatua, el soldado Juan, en sandalias y sin dejar el fusil-bayoneta, levanta la antorcha. En los dos bajorrelieves adyacentes, firmados por Gustave Deloy, se le ve salirse del rango al hacerse la pregunta ¿quién quiere quemar el Mesón? Y luego, en el segundo bajorrelieve tiene lugar el incendio del Mesón y la muerte de Juan.
El pedestal está rodeado de follajes de palmas,robles y laureles, símbolo de la gloria con el escudo de Costa Rica; las máscaras de leones representan la fuerza y la soberanía nacional. La inscripción reza así: “Juan Santamaría, 11 de abril de 1856. Monumento erigido por suscripción pública, con el concurso del gobierno, al héroe muerto por la patria en la Batalla de Rivas de la guerra nacional contra los filibusteros”.
Con dos cañones de 1886 —manufacturados en Francia— termina la configuración de un verdadero monumento democrático a los caídos, en donde sobresale la estatua de Juan Santamaría en su pedestal. Levanta la antorcha que fue real y también se vuelve símbolo de soberanía y libertad.
El 15 de setiembre de 1891, durante la Administración del Lic. José Joaquín Rodríguez Zeledón (1890-1894), se inauguró la estatua de Juan Santamaría en la ciudad de Alajuela. Junto a la representación oficial exteriorizada en los discursos del secretario de Guerra, don Rafael Yglesias Castro; del presidente de la Corte Suprema de Justicia, Lic. Ricardo Jiménez Oreamuno, y del representante de la Municipalidad, don Marcelino Pacheco, en un mar de banderas, el pueblo acudió de muchos lugares de la República. Testimoniaba que antes había contribuido recogiendo dinero para financiarla, ahora exteriorizaba su júbilo por el reconocimiento definitivo al héroe nacional.