Fue en el año 1943, en pleno apogeo de la Segunda Guerra Mundial, cuando el señor Carlos María Valverde (q.e.p.d.) abre la primera compra y venta de libros de Costa Rica: El Erial. De esta manera don Carlos se convirtió en el pionero de este tipo de librerías en el país, ayudando a que adquirir libros a menor costo promoviera la cultura de la lectura entre la gente, en tiempos económicamente difíciles.
La Imprenta y Librería Alsina se ubicaba 300 metros al norte del Teatro Nacional, en pleno corazón de la capital, sobre Avenida 3. Nótese las calles de adoquines. Fotografía de Manuel Gómez Miralles.
La Librería Española estuvo ubicada en la esquina noreste de la intersección entre avenida central y calle 1, y fue fundada por Vicente Lines Borras en 1884 quien se dedicó al negocio de imprenta y de las artes gráficas.
Don Juan Trejos Quirós nació el 13 de enero de 1884, hijo de don José Joaquín Trejos Fernández, abogado graduado de la Universidad de Santo Tomás, y doña Aurelia Quirós Aguilar, hija del General Pedro Quirós. Cursó sus estudios en el Colegio Seminario, dirigido por los sacerdotes paulinos alemanes y obtuvo su bachillerato en el Liceo de Costa Rica en 1903. Como la salud de sus padres estaba muy quebrantada, no pudo seguir estudiando y debió ponerse a trabajar inmediatamente después de la graduación. Su madre murió en 1904 y su padre en 1910.
Juan Trejos Quirós.
Poco después de la muerte de su padre, juntó sus ahorros y se fue a Limón, donde abrió un pequeño establecimiento comercial. Tal parece que le fue bien en la costa Caribe, puesto que en 1912 regresó a San José y le compró a Miguel Obregón una modesta librería en la avenida central. Junto con sus hermanos José Joaquín, Miguel, José Francisco y Fernando, fundó la sociedad Trejos Hermanos, con la que logró establecer una imprenta en 1916.
Las librerías son establecimientos comerciales que guardan una relación de gran importancia con la vida cultural de una ciudad. Especialmente, si tienen en el libro su principal artículo y están atendidas por vendedores entendidos en tan especial producto; y, además de ello, conocedores y capaces de asesorar a los lectores que acuden a ellas en busca de material para sus sueños.
Cuando esto último se da, las librerías suelen ser mucho más que un simple negocio, un lugar de reunión y discusión sobre toda clase de temas relacionados con la cultura, en su más amplio sentido.
Aquí les presento algunas de las primeras librerías de antaño de nuestro país. Si alguien sabe de alguna más solo dígamelo en los comentarios. Gracias. Algunas de las librerías no tienen enlace pues tengo poca información de ellas (continuo buscando información).
LIBRERÍA E IMPRENTA ROSOBA: Costado Sur del Colegio de Señoritas, San José. Está Librería ahora funciona solo como imprenta.
LIBRERÍA ACRÓPOLIS: Librería Acrópolis, ubicada 100 metros al sur de la antigua Embajada de Estados Unidos (hoy Edificio Luxform). Acrópolis era una librería que se ha caracterizado por tener un estilo «pueblerino», según menciona Florentino Molina Muñoz, su dueño.
LIBRERÍA PANAMERICANA: 300 M Sur del antiguo Chelles, confluencia entre Avenida 4 y Paseo los Estudiantes.
LIBRERÍA NOBOA: sin información.
LIBRERÍA DILIRESA: Ubicada al frente del entonces Restaurante Chale Suizo en Ave.3. Lo atendía una Joven y el propietario era un señor entrado en años. Sus publicaciones de la década de los 70s especialmente colecciones de Revistas de Casas Editoriales españolas. Cerraron sus puertas terminando la década de los 80´s. (Juan Frank Azofeifa González).
Como respuesta al obispo Thiel y a su preocupación por el estado espiritual de su rebaño, monseñor Sanabria apuntó: “por otros medios atendió solícito el Prelado al adelanto cultural del clero y de los fieles”.
“Al del clero, disponiendo que en la Curia Eclesiástica hubiese depósito de algunas obras científicas de carácter eclesiástico que podían adquirir los sacerdotes en favorables condiciones, y al de ambos, recomendando a algunas librerías las obras que mejor pudieran servir para el progreso cultural y religioso de todos. Es de justicia decir que entre las librerías religiosas o de criterio católico, que mejor satisfacieron (sic) aquellas recomendaciones del Prelado, la que más se distinguió fue la fundada por don Antonio Lehmann” ( Monseñor Bernardo Augusto Thiel. Segundo Obispo de Costa Rica ).