Confirmada la independencia nacional en 1821, la sociedad costarricense se vio enfrentada a dos problemas fundamentales: el económico y el político.
La independencia tomó a las autoridades coloniales y a las fuerzas sociales del país por sorpresa, y en consecuencia, cada uno actuó en la redefinición de los espacios sociales y la constitución del poder político.
Se destacó durante este periodo la participación de los sacerdotes ocupando cargos públicos: la primera junta de delegados de los pueblos, reunida en noviembre de 1821 (dos meses después de la independencia) en Cartago para asumir el gobierno, fue presidida por el presbítero Nicolás Carrillo y Aguirre, mientras que otros de los miembros de la primera junta interina de Gobierno fueron el presbítero Nereo Fonseca y el vicario Pedro José de Alvarado. En el primer Congreso Legislativo de Costa de 1824, entre los once diputados propietarios, cuatro eran sacerdotes, y entre los cuatro suplentes, uno era sacerdote.
Además de los sacerdotes, también destacó la presencia de comerciantes y empresarios, como Rafael de Gallegos, Juan Mora Fernández, Rafael Barroeta y Castilla, Santiago Bonilla y Gregorio José Ramírez, e intelectuales, como el bachiller Rafael Francisco Osejo, José Santos Lombardo y Juan de los Santos Madriz. Entre los militares, destacan nombres como los de Florentino Alfaro Zamora y Antonio Pinto Soares.
Los dos acontecimientos más importantes de este periodo fueron la creación de una Constitución Política y dos juntas de gobierno, actos realizados con gran participación popular; y el avance de las posiciones republicanas que atentaron contra el viejo orden colonial, lo que desencadena la primera guerra civil y el reacomodo político de los costarricenses en la vida republicana.