El Sisimiqui, Leyenda Costarricense.

El Sisimiqui (también Sisimique o Sisimico) es un ogro con cara de hombre y cuerpo de mono, cubierto de espeso vello, que rapta a las mujeres en su noche de bodas. Tiene solo 4 dedos en las extremidades y los pies invertidos, por lo que deja huellas al revés, de modo que nadie puede seguirlo. Habita en las oscuras y profundas cavernas de las montañas. La leyenda oral sobre el Sisimiqui que se roba a las mujeres fue recogida en algunos cuentos costarricenses, como «El Sisimiqui», por María Isabel Ruiz de Sáenz, que pertenece al ciclo de Tío Conejo, donde el ogro es vencido por la astucia de este personaje; y «El gigante Sisimiqui», de Carlos Luis Sáenz, que aparece en su antología «El Abuelo Cuentacuentos».​ Existe una versión femenina del personaje, la Sisimica, que es la esposa del Viejo del Monte, y que se presenta como una mujer fea y desgreñada.

El leyenda es de origen indígena y más arraigada en Guanacaste y la Zona Norte de Costa Rica. En la narrativa folclórica de muchos pueblos de Mesoamérica y Suramérica es frecuente la existencia de historias de ogros, tantos masculinos como femeninos, generalmente descritos como gigantes antropófagos velludos, con los atributos sexuales exagerados (pene o mamas enormes) y con la capacidad de volver los pies al revés para no ser seguidos. Entre estas criaturas se pueden mencionar los del Área Amazónica (Caipora, Curupira y Ceiuci) y los de los pueblos chibchas: los yohó de los ramas, los muérra de los maléku, los ushidó de los dorasques, las túlu de los bocotaes, los nia de los cunas, los itsö de los bribris y los míkó de los cabécares. En el caso de Costa Rica, la mitología maléku es la que presenta de forma más clara la historia del ogro libidinoso secuestrador de mujeres. ​ El Mohán de Colombia, el Tin Tin y el Chuzalongo ecuatorianos, el Kurupí de los guaraníes y el Trauco chileno son personajes legendarios de América Latina que comparten algunos atributos con el Sisimiqui: facciones desagradables, falos exageradamente grandes, pies invertidos y el rapto de las mujeres.

La palabra «sisimiqui» deriva de «sisimite», nota 1​ palabra de origen nahua que pasó a Costa Rica por difusión desde el resto de Centroamérica luego de la conquista española, puesto que los asentamientos nahuas en el país fueron pequeños y desaparecieron rápidamente. En la lengua pipil de El Salvador, el término «/tsitsimit/» se usa para denominar a un demonio, y en este país el sisimite es un tipo de duende. Entre los mexicas, la palabra «tzitzimitl» (plural «tzizimime», variante «tzizimites») se usa para nombrar a un ser sobrenatural, descrito por Bernardino de Sahagún como un tipo de demonio del aire que baja a la tierra para destruirla y devorar a los humanos. En Guatemala, el personaje del Sombrerón, un duende que secuestra a las mujeres, es conocido también con el nombre de Tzizimite. El cambio de la terminación /t/ a /k/ que da origen a «sisimique» (y de este a «sisimiqui» por substitución de la [e] átona final de la palabra por [i]), ocurre por disimilación del punto articulatorio de la /t/ por la /s/ precedente, y la variante «sisimico» es contaminación de «sisimique» por la palabra «mico», debido a la apariencia simiesca del personaje.

Referencias:

Sáenz, Carlos Luis (1975). El Abuelo Cuentacuentos. San José de Costa Rica: Editorial Costa Rica. p. 92

Zeledón Cartín, Elías (2012). Leyendas ticas de la tierra, los animales, las cosas, la religión y la magia. Editorial Costa Rica. p. 294. ISBN 978-9977-23-984-2. Consultado el 5 de enero de 2013

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