
Historia del Edificio Plaza de la Cultura
En la tercera parte del siglo XX, la ciudad de San José tuvo un crecimiento arquitectónico y demográfico tan importante que el espacio para sus habitantes fue ocupado por edificios, autobuses y automóviles. A raíz de esto, diversos personajes de la esfera cultural empezaron a evidenciar la necesidad de darle a la ciudad espacios públicos que mejoraran la calidad de vida de los visitantes de la capital.
Dentro de este contexto nace, en 1973, el proyecto Plaza de la Cultura, luego de ser declarado Monumento Nacional el edificio del Teatro y declarada de interés público la zona aledaña. En 1975 el Banco Central de Costa Rica se hizo cargo del financiamiento y la ejecución del proyecto para así contar con un espacio donde exponer sus colecciones de oro precolombino, numismática y arte. Los arquitectos Jorge Bertheau, Jorge Borbón y Edgar Vargas fueron los diseñadores elegidos.

El proyecto arquitectónico original abarcaba dos grandes áreas: la manzana norte y la manzana sur del Teatro Nacional. En la manzana norte se ubicaría el Museo del Banco Central de Costa Rica y en la manzana sur un anexo del Teatro Nacional para 255 personas, un taller de pintura, una escuela de ballet y un amplio salón para ensayos de la Orquesta Sinfónica Nacional. Finalmente solo se llegó a construir el proyecto planteado para la manzana norte.

El diseño inicial fue un edificio de por lo menos dos plantas subterráneas y tres niveles de superficie, un edificio “parcialmente visible” de arquitectura contemporánea que no compitiera con el Teatro Nacional.

Tras las demoliciones edificios como El Hotel Panamerican, la Botica Mariano Jiménez, Laboratorios Eos, Antiguo Bazar la Casa, Librería López, Óptica Rivera y el Casino Español, se evidenció el valor de mantener descubierta la fachada norte del Teatro Nacional que hasta ese momento era desconocida por todos. Por esta razón, se decidió cambiar el proyecto y hacerlo completamente subterráneo.
La edificación, hito de la arquitectura costarricense, es la única construcción subterránea del país, la cual fue diseñada específicamente para albergar un museo. Su forma es la de una pirámide invertida y cuenta con tres niveles arquitectónicos que suman 12 metros de profundidad desde el nivel de la calle pública.
La Plaza es un área abierta de 45 x 80 metros que cuenta con una fuente, zonas verdes y varios niveles. En la Plaza de la Cultura la persona es la protagonista, porque es la que le da sentido al espacio cuando lo aprovecha y lo comparte. Este espacio se ha convertido en lugar vital, con valores simbólicos poderosos, los cuales le han dado el carácter de corazón de la ciudad.
Los materiales de la construcción de este edificio son el concreto para las paredes, los pisos de mármol nacional y los pasamanos que son cortes de cenízaro, madera preciosa de Costa Rica que actualmente está en peligro de extinción. Asimismo, los pisos de las salas de exhibición están hechos de pequeños trozos de Surá, otra madera semipreciosa de Costa Rica.
Entre los años 2012 y 2013 se reconoce al edificio de la Plaza de la Cultura como uno de los mejores en el Atlas Mundial de la Arquitectura del Siglo XX de la Editorial Phaidon Press de Inglaterra.
Los Museos del Banco Central se encuentran en los bajos de la Plaza de la Cultura. Abren sus puertas al público todos los días de 9:15 am a 5:00 pm.
Referencias:
- museosdelbancocentral.org
- Fotos de Internet