
Diario de Costa Rica, 1885.


El primer dato consignado sobre la creación del periodismo en Costa Rica lo proporciona la Colección de Leyes del año 1824, que en el Decreto No. 23 del 25 de noviembre, hace una invitación a los ciudadanos para establecer periódicos manuscritos, en donde se publicarán los artículos que se remitan, con reserva de la firma cuando así lo exigieren sus autores.

Se le considera a don Joaquín Bernardo Calvo el fundador del periodismo en 1833.
El verdadero periodismo comenzó en el año 1833 con el “Noticioso Universal “.
Noticioso Universal de Costa Rica 1833.
El prospecto que anunció la salida de este periódico semanario circuló el 24 de diciembre de 1832 y el viernes 4 de enero de 1833 apareció el primer número llevando en su portada este lema: “Non nobis mati sumus, nan partem vindicat patria” “No hemos nacido los hombres para nosotros mismos sino para ser útiles a nuestros semejantes” Colaboraron en esta publicación los señores Joaquín Bernardo Calvo, Joaquín de Iglesias, el presbítero José Francisco de Peralta, etc.
Seguir leyendo Historia del Periodismo en Costa Rica.Pío Jesús Víquez Chinchilla, mejor conocido como Pío Víquez, (Cartago, 19 de julio de 1848 – San José, 10 de mayo de 1899) fue un periodista, político, educador, escritor y poeta costarricense.
Fundador del periódico El Heraldo de Costa Rica, es considerado uno de los personajes más influyentes durante el último tercio del siglo XIX, y uno de los principales impulsores del periodismo nacional.
Destacado poeta y prosista, sus escritos fueron recopilados en 1903 en un libro llamado Miscelánea, y posteriormente, la mayoría de su obra fue recogida por el historiador Carlos Meléndez Chaverri y publicada con el nombre Política, viajes y semblanzas, en 1990. Los premios nacionales de periodismo de Costa Rica llevan su nombre.
Seguir leyendo Pío Jesús Víquez Chinchilla, 1848-1899.
Ubicado sobre Avenida primera y Calle 5 se encuentra lo que en un tiempo fue el Periódico La Información, hoy Edificio Maroy.
A comienzo del siglo XX, se funda uno de los periódicos que va a ejercer una gran influencia en la política de las primeras décadas del siglo.

Por iniciativa de los hermanos Miguel y Fernando Borge, y contando con excelente maquinaria de la Imprenta Moderna, de la empresa Clare y Jiménez, aparece La Información, bajo la Dirección de Fernando Borge. Después lo fue también el periodista Modesto Martínez.
En la redacción figuran personalidades como el General Rafael Villegas, Francisco Soler, y dos que llegaron, andando el tiempo, a ser presidentes de la República, don Julio Acosta y don Otilio Ulate Blanco.
El 13 de junio de 1919, el gobierno publica en La Información una directriz donde prohíbe cualquier reunión o aglomeración, disolviendo por la fuerza cualquiera que se organice, so pena de varios días de arresto o multa económica. Ese día, circularon en San José proclamas clandestinas y cantos rebeldes suscritos por los poetas José María Zeledón Brenes, Alvertazzi Avendaño y Ovidio Rojas. Se organizaron varias manifestaciones desde la mañana, con improvisados oradores. A las nueve de la mañana, un grupo organizado se dirigió lanzando vivas a la revolución y a Julio Acosta, desde la Escuela Juan Rafael Mora hasta la casa del jefe de los esbirros, Arturo Villegas.
El Liceo de Costa Rica suspendió las clases, y los estudiantes se dirigieron hacia el Colegio de Señoritas. Los manifestantes convergieron en la Catedral de San José, a donde se les unió gran cantidad del pueblo josefino. Se pronunciaron discursos contra el gobierno y a favor de la revolución, y a eso de las dos de la tarde, una voz anónima gritó: «¡A La Información!».

La multitud marchó hacia el periódico, pasando primero por la oficina de Cleto González Víquez, frente al Gran Hotel Costa Rica, apedreando luego la caballeriza del gobierno ubicada tras el Teatro Nacional, y luego llegando a La Información, periódico que se había convertido en la voz del gobierno.
La gente, armada de piedras y leños, atacó el edificio. Los dueños del periódico quisieron defender la propiedad y soltaron varios balazos, pero esto solo hizo que la gente se lanzara más decididamente al asalto, tomando el edificio. Cayeron puertas y quebraron vidrios, y por las ventanas arrojaron todo el material del interior, luego de lo cual se le prendió fuego al inmueble. El incendio se propagó a cuatro casas vecinas y la policía fue corrida a pedradas. Entonces, el ejército comenzó a disparar desde el cercano Cuartel Bellavista. Un aguacero vino a disolver a la multitud, pero ya el periódico estaba hecho cenizas.
Por esos vaivenes de la vida pública costarricense, La Información se matriculó al servicio de la dictadura del Presidente Federico Tinoco, y después de cruentas luchas internas, una muchedumbre enardecida la dejó en cenizas el 11 de junio de 1919. La Imprenta Moderna publicaba además La República y La Prensa Libre.
Varias horas después, el general Joaquín Tinoco, que se encontraba al frente de las tropas en Guanacaste, combatiendo a los revolucionarios, arribó a la ciudad. Luego del incendio de La Información, se ordenó a la policía responder a balazos o golpes de vara cualquier intento de apoyar la revolución. La policía anduvo por la ciudad tiroteando grupos de ciudadanos que encontraran reunidos, pero más con afán de amedrentar que de causar víctimas. Aunque el gobierno pudo haber organizado una masacre en represalia, lo cierto fue que el consternado presidente Federico Tinoco no se atrevió a contener a balazos al pueblo desbordado, en parte también disuadido por su esposa, María Fernández Le Cappellain, hija del gran reformador de la educación costarricense, Mauro Fernández Acuña.
Ciento veintiún maestros renunciaron en bloque a sus puestos a raíz de los acontecimientos del 13 de junio, incluidos muchos directores de escuela, como Vitalia Madrigal, Esther Silva, Graciela Gutiérrez, Anita Cantillano y Patrocinio Arrieta.

Un decreto presidencial ordenó indemnizar a la sociedad editora nacional y varios de los damnificados por la quema de La Información, no así a los muertos y heridos durante aquella semana. La jornada cívica de junio de 1919 concluyó con un número no determinado de muertos y heridos, aunque Julio Barcos menciona que las víctimas superaron el centenar de personas.
¿Qué sucedió luego de esta manifestación del pueblo?
Aunque el régimen de Tinoco no cayó inmediatamente, los hechos de la jornada cívica de junio se consideran una de las causas que aceleraron la caída de la dictadura, pues fue un signo claro de que la situación interna del país era muy complicada de manejar para los gobernantes. La posición del gobierno de Tinoco era muy difícil, pues en el campo internacional continuaba sin el reconocimiento del gobierno de Estados Unidos, y en lo interno, el erario público se encontraba en bancarrota. La situación no era para nada favorable como para sumar a ella el descontento del pueblo. Luego del ataque a la Legación Americana durante el día 12 de junio, el embajador estadounidense telegrafió a Washington para informar del hecho, lo que hizo que Estados Unidos enviara un buque de guerra a Limón y otro a Puntarenas, los dos principales puertos del país, pero gracias a la intermediación del embajador de Chile en Costa Rica, Julio Garcés, se llegó a un acuerdo para retirar los barcos, a cambio de que los hermanos Tinoco se alejaran del poder y entregaran el gobierno al general Juan Bautista Quirós Segura, aunque el gobierno estadounidense refutó a Quirós y exigió que el mando se le diera a Francisco Aguilar Barquero, primer designado durante el gobierno de Alfredo González Flores.
El 10 de agosto, en vísperas de la partida de los hermanos Tinoco hacia Europa, el general José Joaquín Tinoco fue asesinado, a pocos metros de su casa en Barrio Amón, por un desconocido. Realizadas las exequias de su hermano, el presidente Federico Tinoco, acompañado de sus más cercanos allegados, partió del puerto de Limón con rumbo a Jamaica, de donde se enrumbaría al exilio en Francia, no sin antes entregar una carta fechada el 12 de agosto de 1919 donde firmaba la renuncia a la presidencia de la República, que la Asamblea Legislativa le aceptó el 20 de agosto.
Referencias:
Fotografías de Internet.
Reportajes, Periódico La Nación, Periódico Universitario.
Investigación de Mi CR de Antaño, Maritza Cartín.
![]() Después de la Independencia de Costa Rica y a la luz de las ideas de la Ilustración dieciochesca llegó en 1830 a Costa Rica la primera imprenta, traída por el comerciante costarricense Miguel Carranza, con la cual instaló el taller de impresión “La Paz”. El Museo Nacional resguarda, desde hace casi cien años, tan preciado bien. Esta primera imprenta manual, de marca estadounidense Aramag, es de sistema plano, con el cual se podían imprimir entre 300 y 500 hojas en un día. El proceso consiste en que el cajista o tipógrafo toma los tipos o letras sueltas elaboradas en metal, organiza las líneas del texto en una galera con lo que forma una plana, la cual se pasa a entintar y a colocar en la imprenta. A continuación, se baja la tabla superior de la imprenta sobre el papel, las veces necesarias según la cantidad de impresiones a realizar.
Antes de la llegada de la imprenta al país, los documentos importantes se enviaban a imprimir a Guatemala, y posteriormente a El Salvador. Otros documentos gubernamentales eran copiados por amanuenses. Como nos comenta Patricia Vega, en su libro De la Imprenta al Periódico, también se utilizaron bandos y hojas volantes, manuscritos dirigidos a la población en general que se colocaban en lugares públicos como iglesias, escuelas, plazas o galleras. En un entorno mayoritariamente analfabeto, en ocasiones los bandos eran leídos durante la misa por el sacerdote del lugar o por personas que supieran leer.Cuando llegó la imprenta, el gobierno pasó a ser uno de sus principales clientes, entre los cuales estaba la Casa de Enseñanza Santo Tomás, fundada en 1814. Por eso, no es casual que el primer libro impreso en el país, fuera “Breves lecciones de aritmética”, cuyo autor fue el Bachiller Francisco Osejo, docente de dicho centro educativo. Poco después comenzaron a ver la luz los primeros periódicos de producción local, el primero fue el Noticioso Universal, en 1883, con un formato de 8 páginas y el precio de un real al pregón, el cual fue impreso en la Imprenta “La Merced”, la segunda que se instaló en el país en 1831, la cual fue seguida por el taller “La Libertad”. ![]() En este año, el taller de restauración del museo le ha realizado a la primera imprenta que llegó al país un extenso trabajo de restauración con miras al nuevo montaje de la Sala de Historia. En la fotografía más antigua que existe de dicha máquina, que data de la década de 1920, podemos ver además de su estructura general, una palanca que en algún momento de su historia fue removida, y sustituida por dos esferas metálicas a ambos lados del tornillo principal de la prensa, que es como la han conocido las últimas generaciones de costarricenses. Esperamos que la puedan llegar a conocer también las siguientes generaciones, cuando visiten el nuevo montaje de la sala de Historia, en la cual, claro está, no puede faltar dicha imprenta. |
Referencias:
Museo Nacional de Costa Rica.
Gabriela Villalobos
Historiadora, Dpto. de Protección del Patrimonio