Marcelino García Flamenco 1888-1919.

Marcelino García Flamenco.

García Flamenco, nació el15 de setiembre de 1888, en la entonces villa de San Esteban Catarina, actual municipio del Departamento de San Vicente, ubicado a unos 50 kilómetros al oeste de San Salvador. Hijo de don Marcelino García y Rafaela Flamenco.

Preparación Académica:

Estudió su primaria en la Ciudad colonial de Suchitoto, que para aquella época, según el historiador G. Dawson, tenía dos iglesias, un cabildo, calles empedradas, una población cercana a los 13.000 habitantes y en donde, en casas amplias, funcionaban las escuelas.

Su formación como docente, proviene de la Escuela Normal de Varones, en San Salvador, donde se graduó como profesor y comenzó su ejercicio profesional en el año 1906, en Zacatecoluca.

Experiencia como Educador:

Su vocación lo llevó a Honduras y luego, a Costa Rica en 1915, donde ejerció en el quinto grado en una escuela anexa a la Normal de Heredia, luego en otro quinto en el puerto de Puntarenas, en los poblados de Sarmiento, Fernández y Guacimal (“quince días en una, quince días en otra”), donde fundó tres casas de enseñanza, donó parte de su salario para construirlas e incluso dio lecciones en el escuela nocturna de gratis.5

La malaria lo obligó a regresar al puerto, donde el 18 de noviembre dictó en la Escuela de Niñas de Puntarenas, una conferencia sobre la libertad del infante.

Finalmente, enseñó en Buenos Aires de Osa, donde fue nombrado en 1918 como Director Cantonal, plaza que gestionó desde el 19 de diciembre de 1917 al tiempo que aprendía inglés de forma autodidacta y publicaba artículos en los diarios nacionales, contra la uniformidad absoluta en las prácticas escolares del país o bien sobre la actividad escolar que conoció. El soñó con dar clases en Buenos Aires, a donde llegó un 8 de febrero de 1918, a las 10:00 pm, Ingresó a pie, después de 6 días de navegación. Ganaba un salario de 111 colones mensuales.

Contexto Histórico:

En los primeros años del Siglo XX en Costa Rica, se enfrentan dos corrientes de pensamiento político. Por una parte, la liberal, consignada en la Constitución Política de 1871, imperante en la época, que privilegió a compañías extranjeras con amplias concesiones para el suministro de los servicios públicos. Por la otra, la reformista, que buscó la regularización de dichos servicios y la intervención del Estado en temas de higiene, tributos, banca, educación y salud.En las elecciones presidenciales de diciembre de 1913, por primera vez, los costarricenses hicieron uso del voto universal directo. No obstante, ninguno de los tres candidatos a la presidencia –don Máximo Fernández Alvarado del Partido Republicano, el Dr. Carlos Durán Cartín del Unión Nacional y el ex presidente Rafael Yglesias Castro, del Partido Civil-, lograron alcanzar la cantidad de votos necesarios. Esta situación, llevó al Congreso a realizar la elección, designando al herediano Alfredo González Flores, quien inició funciones el 8 de mayo de 1914 y quien pronto, asumió una posición reformista.

El Presidente González Flores gobernó un país que estaba siendo golpeado por los efectos económicos de la Primera Guerra Mundial, a saber, interrupción del crédito internacional, alta dependencia de la exportación del café a Europa y el aumento en un 30% de la deuda externa con Inglaterra y Francia, debido a la Gran Guerra.9Pronto, el Gobierno comenzó a percibir problemas en el erario público, en la colocación de bonos del Tesoro y en la renuencia de los bancos privados para colaborarle al Gobierno con un empréstito, para alivianar la crisis, que estaba golpeando a los sectores nacionales, en el campo agrícola e industrial.

Golpe de Estado y Dictadura (1917-1919).

Estas últimas medidas, -veto petrolero y sistema tributario-que nacen para apoyar a los pequeños exportadores y agricultores, no fueron bien recibidas por los sectores liberales, ni tampoco por la población en general. El Presidente González Flores había tocado los intereses de los poderosos y con ello abrió la puerta para el Golpe de Estado que le dio su propio Secretario de Guerra y de Marina, el General Federico Tinoco Granados. El golpe militar del 27 de enero de 1917, contó con el apoyo que todos los cuarteles de San José.

Federico Tinoco.

El Gobierno de facto trató de legitimar el levantamiento con elecciones anticipadas, donde ganó el mismo Federico Tinoco. La nueva Administración desconoció las medidas y decretos impulsados por el Presidente anterior, con excepción del Banco estatal y de la Escuela Normal para la formación de maestros. Entre febrero de 1918 y agosto de 1919, surgieron varios movimientos armados contra los Tinoco.

Testigo de un Crimen:

Los crímenes de Rogelio Fernàndez Güell y sus compañeros, ocurren el 15 de marzo de 1918, a manos de las fuerzas armadas peliquistas, cuando la Revolución ya había sido vencida y algunos rebeldes intentaban llegar a la frontera con Panamá. Güell y sus hombres intentaron rendirse elevando un pañuelo blanco, pero el tiro a la garganta y en la sien, estando ya herido Rogelio, buscaron silenciar las voces de la oposición y las mentes de quienes no estaban de acuerdo con las arbitrariedades de la dictadura. García Flamenco suspendió las clases cuando escuchó los primeros disparos, ocultando a los niños en la casa del cura. Luego supo que se trataba de Fernández Güell y se dirigió al lugar. Ahí encontró a Rogelio y a sus compañeros muertos, algunos con el cráneo destrozado.

Rogelio Fernández Güell, Periodista.

Su muerte:

Los sectores populares cumplieron una función importante en la caída de la dictadura de Federico Tinoco Granados en Costa Rica, especialmente entre 1918 y 1919, años en los que destaca la participación de trabajadores urbanos, gremios, empleados municipales, maestros dirigidos por Carmen Lyra, así como estudiantes del Liceo de Costa Rica y del Colegio Superior de Señoritas. El descontento popular llevó a la quema del periódico La Información, que apoyaba abiertamente a la dictadura.1

Diario de C.R. 12 de abril de 1924.

La denominada Revolución de Sapoá fue un movimiento armado contra la dictadura de Tinoco, que se organizó desde Nicaragua, con el apoyo de Emiliano Chamorro, presidente de ese país. Inicialmente encabezada por don Alfredo Volio, al morir éste a causa de una fiebre (en diciembre de 1918), asumió la jefatura Julio Acosta García (1872-1954). El 5 de mayo de 1919 las fuerzas revolucionarias invadieron el territorio nacional y se apoderaron de Peñas Blancas, Pocitos, Zapote y La Cruz, lugar donde establecieron su cuartel general. Tinoco envió a su gente, la cual tenía su centro de operaciones en Liberia. El 26 de mayo los rebeldes atacaron Liberia, pero luego de seis horas de combate tuvieron que retirarse.

Diario de C.R. 12 de abril de 1924.

Marcelino García Flamenco decidió unirse a la lucha armada contra Tinoco, por lo que fue parte de un grupo insurgente de jóvenes inexpertos que partió desde Nicaragua. En la batalla del Ariete, que tuvo lugar en la localidad de La Cruz en Guanacaste, cayó herido a machetazos por los partidarios de Tinoco. No siendo suficiente la agresión, los esbirros le ataron a un caballo que le arrastró unas cien varas, y finalmente acabaron con su vida quemando su cuerpo tras rociarle queroseno. El infame asesinato provocó una huelga de maestros en San José que inició el derrocamiento de Tinoco.

En su honor, los maestros Rubén H. Dimas, Francisco Morán y Salvador Cañas fundaron el Colegio García Flamenco en la capital salvadoreña el año 1924. En Costa Rica se encuentra la tumba del maestro en la localidad de La Cruz, en cuya lápida se lee:
Marcelino García Flamenco
Salvadoreño
19 de julio de 1919
Dio su vida por las libertades de Costa Rica.

Funeral:

En San José, el viernes 11 de abril de 1924 a la una treinta y cinco de la tarde, en la Estación del Ferrocarril al Pacífico, se reunió una inmensa muchedumbre a esperar la llegada de los restos mortales del maestro salvadoreño García Flamenco y de sus compañeros Francisco Jiménez y Rafael Vargas, muertos en combate.

El Maestro encargado de formar los Maestros de la «Escuela Normal de Costa Rica,» OMAR DENGO, pronuncia en la sempiterna y emblemática Escuela Metálica, el Discurso «GARCIA FLAMENCO HEROE DE LA JUSTICIA EN COSTA RICA»,

Los ex combatientes de Revolución de Sapoá bajaron del tren la caja de color gris en que venían confundidos los restos, y que estaba cubierta por las banderas de Costa Rica y El Salvador. Entre ellos estaban Antonio Álvarez Hurtado, Jorge Volio, Carlos Chamberlain, Francisco Castro Agüero, Manuel Polanco, Arturo Quirós, Carlos Murillo, Daniel González, Amado González, Adriano Urbina, Francisco Bolaños, Juan Rafael Meneses, Juan A. Gómez, Guillermo Solano, Elías Rodríguez, José María Rodríguez, Moisés Porras, Francisco Ballestero, Ricardo Azofeifa, J. Bonilla, Clímaco Pérez, Claudio Meneses y otros más. Cómo funcionario del gobierno estuvo presente don Miguel Obregón, secretario de Educación Pública.

Diario de C.R. 13 de abril de 1924.

La caja mortuoria fue entregada por la comisión organizadora del homenaje a los compañeros de armas de aquéllos cuyos despojos llegaban, esos mismos compañeros condujeron la caja en hombros a través de San José.

Formaban parte del cortejo varios familiares de los muertos y gran número de maestros y particulares, entre los que destacaba un nutrido grupo de señoras.

Por su parte, la Banda Militar ejecutaba marchas fúnebres. El cortejo partió de la Estación del Pacífico hacia el norte, por la Calle Segunda hasta la Avenida Tercera, donde tomó rumbo al este, hasta el Edificio Metálico.

Adelante marchaban deudos y amigos, llevando coronas. Frente al Edificio Metálico esperaba una compacta concurrencia enlutada. Entre ellos se encontraba don Julio Acosta, presidente de la República, y don Manuel Castro Quesada.

Diario de C.R. 13 de abril de 1924.

Pocos momentos antes de llegar la caja con los restos de García Flamenco y compañeros, había llegado otro cortejo, precedido de carro fúnebre cubierto de coronas, era el que traía los restos de Selim Arias, joven maestro revolucionario. Tenía también numeroso acompañamiento. Fueron introducidas ambas cajas al salón “Ester Silva” y desde ese momento empezó a desfilar la concurrencia frente a los féretros. Entre los primeros estaba el presidente Acosta, acompañado de su ayudante militar. Sobresale el hecho de que al llegar los restos al Edificio Metálico, señoras y señoritas —especialmente del personal docente— pidieron llevar las cajas en hombros para colocarlas sobre los catafalcos respectivos. Desde aquel momento hasta las diez de la noche se mantuvo el servicio de guardia de honor para el que se alternaban maestros y maestras.11

El sábado 12 de abril a las 9 de la mañana los restos salieron del Edificio Metálico en medio de una gran muchedumbre y permanecieron en el Templo de la Música, donde se llevaron a cabo una oración fúnebre y la ceremonia religiosa.

En el desfile que tuvo lugar en su honor sobresalieron la Escuela Normal de Heredia, el Colegio Superior de Señoritas, el Instituto de Alajuela, el Colegio de San Luis Gonzaga, el Liceo de Costa Rica, la Banda Militar, el presidente de la República, así como el del Congreso y el de la Corte Suprema de Justicia, el arzobispo metropolitano, el cuerpo diplomático, los diputados del Congreso Nacional, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, los ex presidentes de la República, el cuerpo consular, los regidores municipales de San José, el Colegio de Abogados, las cuatro Facultades Profesionales, la Cruz Roja Costarricense y las corporaciones obreras.

El desfile salió del Templo de la Música hacia el oeste hasta la Calle Segunda, allí dobló hasta la Botica Francesa y continuó por la Cuarta Avenida hasta la Calle Catorce con rumbo oeste donde dobló al sur hasta encontrar la Décima Avenida o del Cementerio, para terminar frente a la entrada principal de este sitio. Siempre en hombros de los compañeros de armas las cajas fueron conducidas a la fosa que guarda los restos de Fernández Güell, Ricardo Rivera, Jeremías Garbanzo y demás muertos en Buenos Aires de Puntarenas. Durante el trayecto al interior del cementerio, la Banda Militar ejecutó el Duelo de la Patria. A las doce treinta del día terminaron las honras fúnebres

Referencias:

Marcelino García Flamenco: El maestro salvadoreño que dio su vida por las libertades de Costa Rica. Percy K. Rodríguez Argüello Ex-diplomático en la Embajada de Costa Rica, El Salvador. Revista Estudios, Julio, 2019.

Las honras fúnebres de Marcelino García Flamenco en 1924.
Por Chester Urbina Gaitán.

Periódico El Diario de C.R. 12 de abril de 1924.

Investigación Mi C.R. de Antaño, Maritza Cartín E.

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