Vida Personal:
Pilar Jiménez Solís, benemérito artista costarricense nació en el pueblo, hoy ciudad de Guadalupe, el 27 de Marzo de 1835. Fueron sus padres Gregorio Jiménez Guillén y Florencia Solís Lobo. Desde los tres o cuatro años demostró su afición a la música y su mayor gusto era fabricar violines con hebras de caña brava, en los que tocaba melodías populares.
A los 22 años contrajo matrimonio con Da. Melchora Núñez Gutiérrez, siendo sus descendientes Da. Matilde Jiménez Núñez de Marín, Lic. D. Francisco Jiménez Núñez, farmacéutico, Ing. D. Enrique Jiménez Núñez, ingeniero agrónomo, Dr. D. Geranio Jiménez Núñez, médico Da. Rosa Jiménez Núñez de Sáenz, Dr. D. José Joaquín Jiménez Núñez, cirujano dentista y Dr. D. Ricardo Jiménez Núñez, médico.
Educación Musical:
El maestro D. José María Montoya le enseñó a leer y la Doctrina Cristiana, que era todo lo que entonces enseñaban los maestros. Más tarde aprendió a escribir y algo de aritmética con el maestro D. Vicente Valverde. En este aprendizaje se distinguió siempre por su entusiasmo y amor al trabajo. Hasta la edad de quince años se ocupó en ayudar a su padre en faenas agrícolas.
Por la época de su matrimonio comenzó a estudiar piano con el maestro Español D. Pantaleón Zamacois, quien le dio clases durante cuatro meses, practicando en el que tenía el Padre Mora, en San José. Cuando le fue posible, le compró a su maestro un piano viejo en cuatro onzas (64 pesos de aquella época) dándole facilidades para el pago. Esta obligación lo estimuló para aprender a reparar y afinar pianos y a dar clases de música y canto a sus numerosos discípulos, pues el Maestro Pilar lo era de las principales familias de la capital, trabajando desde las seis de la mañana hasta las diez de la noche. Además de las lecciones se ocupaba en funciones religiosas y participando en la orquesta del Teatro Municipal.
En 1850 se trasladó al pueblo de Tres Ríos con el fin de estudiar música con el maestro D. Jesús Rodríguez con quien aprendió a conocer las notas
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La extrema pobreza de su padre no le permitió ayudar al joven estudiante, quien poseído del mas grande entusiasmo y con la más firme decisión de aprender el arte que le cautivaba, trabajaba como jornalero los terrenos de su maestro para que le permitiera copiar, durante la noche, los papeles de música que poseía. El Padre Raimundo Mora, primer Cura de Guadalupe, le ayudó con medio escudo por mes. (fP1.05).
A los veinte años fue nombrado maestro; laboró en diferentes escuelas, colegios, en la Escuela Nacional de Música y en la Escuela Santa Cecilia, dentro de la que integró la Sociedad Santa Cecilia junto con otros músicos en 1902.
Fundó varios conjuntos musicales, como la de la Escuela de música vocal e instrumental de cuerda creada y financiada por él en Guadalupe en 1896.
Compuso varias obras religiosas y profanas y escribió una cartilla de música de veinte lecciones.
En 1898, con la ayuda del gobierno de Rafael Iglesias, viajó a Europa y a Estados Unidos a profundizar sus conocimientos musicales. Tuvo ocasión de visitar el Queen’s, Hall de Londres, donde concurren los mejores conjuntos orquestales y corales del mundo, así como también los centros musicales más prestigiados de París, Bruselas, en York, etc.
Una escuela de Guadalupe fue bautizada con su nombre, Escuela Pilar Jiménez Solís.
El 2 de setiembre de 1922 fallece D. Pilar Jiménez Solís a la edad de 87 años en la ciudad de Guadalupe.
Principales Producciones:
Las principales producciones de su espíritu creador son: una «Cartilla de Música» en veinte lecciones, la música de dos zarzuelitas, con letra del maestro D. Adolfo Romero, Director del Instituto Nacional, «Amor al Trabajo» y «Gracias a Dios que está puesta la mesa», estrenadas ambas en el Teatro Municipal de San José. Compuso unas variaciones para piano sobre un tema de «Elixir de Amor» de Donizetti, varias misas y numerosas obras de música religiosa, como Ave Marías, Salves, Letanías, canciones, arreglos, etc.
Referencias:
Periódicos antiguos, Sinabi.
Revista Pandemonium.
Páginas Ilustradas.
Investigación Mi C.R. de Antaño. Maritza Cartín E.