En su época fue vista con burla y menosprecio, fue la comidilla de la sociedad, sin embargo debió ser una mujer muy bella, de porte elegante, femenina e inteligente para enamorar a un hombre de la talla de Don Ricardo Jiménez Oreamuno. Se trata de Doña Beatriz Zamora López, Primera Dama de la República desde 1932 a 1933, a quienes todos llamaron La Cucaracha.
Para conocerla recurrimos al libro Tradiciones Costarrricenses de Gonzalo Chacón Trejos y al libro Las Primeras Damas de Costa Rica de Jorge Sáenz, Joaquín Fernández y Maria Gabriela Muñoz.
Doña Beatriz y su hermana Vicenta, de la Villa de Pacaca-hoy Ciudad Colon- siendo muy niñas cogían café en una finca de La Sabana, luego pasaron como sirvientas a la casa de sus patrones en pleno centro de San Jose. Ahí las deslumbro el lujo y el refinamiento Por esos azares de la vida ambas se iniciaron en la vida galante, pero para ser aceptado por las Zamora había que ser alguien, tener dinero, renombre y fortuna.
Un día en una fiesta Vicenta se sacudió la falda exclamando, «¡ay una cucaracha, una cucaracha!» Desde entonces quedo marcada como La Cucaracha, apodo que alcanzo también a su hermana menor Beatriz.
Pero sucedió que un día Don Ricardo conoció a Beatriz, saltó la chispa y encendió la pasión. Don Ricardo guió sus lecturas, la reformó, enseñó y educó al extremo de hacerla muy agradable al trato y la conversación. Vivieron muchos años juntos, hasta que a finales de la segunda administración de Don Ricardo y a insistencia del Nuncio Apostólico se casaron. Así en su tercer periodo en 1933 Doña Beatriz fue oficialmente la Primera Dama.
Un año después viajo a Estados Unidos por problemas de salud, ya era tarde, regreso al país a morir. Estando moribunda tomo entre las suyas la mano de don Ricardo y le dijo con profunda ternura. «Me siento muy mal, muy enferma, quiero decirte que siempre me gustaron el lujo y las comodidades y le tuve horror a la pobreza, por eso cometí faltas que Dios me perdono, puesto que vos me las perdonaste, quizás por ultima vez quiero repetirte que en mi vida solo tuve un amor verdadero, y ese mi amor grande y profundo como el cielo y el mar, has sido vos Ricardo.»

Referencias:
- Sylvia Caamaño Rencoret, Periodista. Radio Barva.com
- Fausto Pacheco, pintor y grabador costarricense.
En el artículo se comete un error: escribir azahares en lugar de azar.
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Muchas gracias por la observación, ya lo corregí! Gracias por visitar nuestro sitio!
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