La inmigración alemana a Costa Rica se da muy tempranamente. Ya desde 1848 cuando el nombre del país pasa a ser oficialmente el de República de Costa Rica, el presidente José María Castro Madriz establece relaciones diplomáticas con la Confederación Germánica y suscribe un tratado de comercio y amistad entre ambos países. Desde entonces y hasta 1930 casi 1000 inmigrantes germanos se establecieron en suelo costarricense.2
A diferencia de otras migraciones al país, estos en su mayoría no eran pobres, sino que por el contrario, provenían de familias acomodadas y tenían buenos nexos políticos y comerciales en Europa lo que les permitió integrarse rápidamente a la vida política y económica el país.3 La comunidad germanocostarricense es la segunda más importante de América Central, tras la presente en Guatemala, pero el peso social y demográfico que tiene la colectividad en la nación es uno de los más importantes de América.
Historia
La inmigración alemana abarcó principalmente de 1850 a 1939, cuando cesa por el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Los migrantes alemanes arribaban al país con buen capital y formaban empresas de inmediato.2 Aunque no poseían tierras al principio, se ligaron al negocio agroexportador gracias a sus contactos comerciales en el Europa, integrándose sin mucha dificultad con la poderosa oligarquía cafetalera del país, por medio de ligámenes empresariales y maritales.2 En poco tiempo comenzaron a florecer familias alemanas dedicadas al café, la caña de azúcar y el comercio en general como los Rohrmoser, Niehaus, Kopper, von Schroeter, André, Peters, Seevers, Steinvorth, Zeuner, Stradtmann, Lahmann y Lutz.2 Otras se abocaron a la exportación; entre ellas estuvieron los Lohrengel, Fabian, Schönfeld, Kitzing, Knöhr, Steinvorth, Assmann, Reimers.2 Otros se enfocaron en el establecimiento de locales comerciales y luego cadenas que prosperaron como los Koberg, Siebe, Lehmann, Sauter, Federspiel, Amrhein, Hoepker, Becker, Ossenbach, Miller, Staufer, Bansbach, Runnebaum y Vedova.2

