El alumbrado en San José de Antaño.

lampara de canfín
Lámpara de Canfín

No siempre las cosas fueron como son hoy. Usted sale por la noche a la calle y encuentra una red de alumbrado público bien conformada dando luz a cada rincón de nuestras calles. Quédese conmigo y disfrute unos minutos de las calles en nuestro San José de antaño.

Los serenos y la reorganización del alumbrado

Con la llegada de Mora al poder y las reformas que introdujo en materia urbana a partir de 1849, se mejoró el alumbrado público que fue por primera vez mantenido y organizado por el municipio y financiado a través de una suscripción voluntaria. El mejoramiento del alumbrado y la creación del sistema de serenos para su mantenimiento, además de velar por la seguridad en la ciudad, también fue una forma de control del espacio urbano alrededor de la plaza central. Los serenos fueron una especie de temprana policía urbana con una doble función, la seguridad y el mantenimiento del alumbrado. Equipados con un pito y un arma, los serenos tenían que vigilar un radio reducido (sólo las tres primeras cuadras del perímetro de la plaza principal) y al mismo tiempo se encargaban de encender, apagar y limpiar los faroles.1 Cada manzana debía estar resguardada como mínimo por dos serenos, desde las siete de la noche hasta las cinco de la mañana, en dos turnos de cinco horas cada uno. Los pitos se sonaban cada hora como forma de control y en caso de peligro o a manera preventiva se tocaban dos veces. También tenían entre sus funciones, dar apoyo a la ronda —la policía que se encargaban de vigilar la seguridad en el perímetro ¿ urbano—.2 Para Wilhem Marr, los serenos no inspiraban mucha confianza ya que eran: “unos sujetos descalzos y atezados con sus pantalones grises o azules de paisano, sus ‘chamarras’ a cuadros y con flecos y armados de una carabina corta y herrumbrada, presentan el aspecto de pintorescos bandidos.” Los serenos daban también la hora por las calles josefinas. Según el alemán: “no dan las horas gritando sino que las rugen o vociferan con voces de barítono, bajo o tenor… El patriotismo, la cronología y la metereología se desatan en rugidos de cerca y de lejos… ¡Viva Costa Rica! ¡Las nueve han dado! ¡La noche es clara!”3. El último anuncio terminaba en una oración hacia las cinco de la mañana.

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A la derecha se observa una lámpara de canfín característica de esos tiempos. Bajo el fuerte sol alajuelense, todos usan sombrero y chaqueta. H.G.Morgan

Asimismo, Marr ser refirió al servicio de alumbrado público en 1853: “hasta existe una especie de alumbrado público en las calles principales…dichosamente los faroles no se encienden cuando hay luna, y en esta latitud las claras noches estrelladas hacen que sea bastante superfluo el alumbrado; pero cuando el cielo está oscuro o el tiempo lluvioso, hay que dar con la cabeza en los postes de los faroles para poder ver la luz que despiden las lámparas de aceite.”4 En 1856 este sistema fue sustituido por 225 faroles de canfín. Francis Meagher señalaba dos años después de la instalación del alumbrado de canfín, que la iluminación de las calles consistía en “pabilo y aceite  y su alumbrado es muy parco”5, los postes de hierro colado importado de Inglaterra, y los reverberos traídos de Francia, se encontraban en las intersecciones de las calles principales. Pero a pesar de las mejoras, el alumbrado era bastante limitado y el servicio se daba sólo en las calles principales de la ciudad. La ruta del alumbrado cubría nueve calles centrales de sur a norte y de este a oeste (desde la calle Umaña hasta el Vapor y desde la Fábrica hasta el Padre Velarde).5

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También puede ver nuestra entrada «San José, ¿la tercera ciudad que tuvo electricidad?».

Referencias:

(1) Reglamento de Policía de 20 de julio de 1849…Op. Cit., p. 21.
(2) Reglamento de Policía de 20 de julio de 1849…Op. Cit., pp. 21-24.
(3) Fernández Guardia. Costa Rica en el siglo XIX…Op. Cit., p. 165.
(5) Fernández. Costa Rica en el siglo XIX…Op. Cit., p.164. Esta costumbre se conservó aún después de la instalación del alumbrado eléctrico. En el contrato original se estipulaba que la luz comenzaría a alumbrar a las seis y media de la tarde y permanecería hasta el alba. Pero en las noches de luna llena no se encendería durante las horas «en que la luz de la luna sea suficientemente clara para transitar por las calles.” ANCR, Acuerdo No. CXL, 24 de agosto de 1887. Colección de Leyes y Decretos. San José, Imprenta Nacional, 1888, p. 272.

Fotografías de Internet.

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