María Adela Eulalia Gorgollo Freer nace un 10 de febrero de 1866 en San Carlos, Alajuela, Costa Rica. Sus padres fueron Luis Gargollo y Dolores Freer Escalante. Fue conocida también como «Itilla».
A la edad de veinte años se casa con el General don Lesmes Jiménez Bonnefil, Arquitecto y Militar, con quien además de tener una gran familia de ocho hijos, deciden abrir una pequeña Fábrica de Ladrillos de mosaicos y derivados de cemento.
Su esposo Lesmes muere bastante joven y ella enfrenta una dura situación para criar a sus ocho hijos y tomar las riendas de la dirección general de la Fábrica de Ladrillos, que en esa época enfrentaba grandes deudas. Con firmeza sacó adelante a su familia, y a la empresa que por, más de 40 años, fue la principal compañía constructora del país. La fábrica se llamo “Adela v. de Jiménez e hijos.»

Entre sus edificaciones se destacan la iglesia de La Merced; la Basílica de Santo Domingo de Heredia; Faro de Cabo Blanco en la Península de Nicoya; Teatro Capitolio y, precisamente, el Teatro Adela.
Doña Adela por su gran empeño y trabajo fue conocida por los costarricenses como la «Reina del Trabajo».
Su espíritu emprendedor la llevó a traer un aeroplano para que sirviera de correo aéreo entre las naciones centroamericanas. Participó en la Feria Internacional de la Construcción celebrada en Italia, en 1926, donde se le concedió una medalla de oro, triunfo que no solo fue de ella sino también de la Patria.
Además tuvo un teatro el cual llevaba su nombre, Teatro Adela.

Fue cofundadora de la Lucha contra el Cáncer en el país, de la Asociación Vicentina y presentó grandes espectáculos recreativos en el Teatro Adela.
Su influencia política se hizo sentir en varias ocasiones, y su casa fue en muchas ocasiones un club donde se barajaron nombres de candidatos a la Presidencia de la República y donde se prestó ayuda eficiente, económica y moral, a movimientos políticos.
El escritor «Marco Retana» -en un reporte en el periódico La República del 20 de marzo de 1981- expresa: «-Que el hombre haya ido dejando su estela no es normal, sino obligatorio. Que la mujer, en un mundo de prejuicios en una sociedad que todavía cree en gineceos, se atreva a romper los moldes y los rompa y luche y deje una huella difícil de superar por cualquier hombre, es digno de respeto, de emulación y sobre todo, de admiración». CRHoy, 13 de diciembre 2013
Muere el 21 de setiembre de 1947.

Referencias:
Fotografías de Internet sin nombre de autor.