Casa Familia Jiménez Sancho, Cartago, 1911.

Hoy quiero mostrarles esta bellísima casa que fue una de las construidas después del terremoto de Cartago en 1910. Estilo art noveau, victoriano y moderno, muestra la consolidación de nuevos intereses de élite en el país. Fue declarada Patrimonio de Interés Histórico y Arquitectónico en mayo de 1985.

Reseña histórica:

Hacia finales del siglo XIX el doctor José María Jiménez Oreamuno y su esposa Micaela Sancho Oreamuno eran ya propietarios de la propiedad situada frente a la plaza menor de la Iglesia y Convento de San Francisco, en la intersección de la avenida tercera con la calle cuarta del actual callejero.

José María Jiménez Oreamuno

En los álbumes del Sr. José María Figueroa Oreamuno (1801-1821) aparece la descripción gráfica donde se observa que es una propiedad en forma de solar, un cuarto del cuadrante.

Micaela Sancho Oreamuno.

La propiedad perteneció en los inicios del siglo XIX a Ramón Jiménez Robredo y Joaquina Zamora Coronado, abuelos del Dr. Jiménez Oreamuno y padres del expresidente Jesús Jiménez Zamora. Joaquina Zamora Coronado había heredado la propiedad, de sus padres Romualdo Zamora y Rita Coronado. Estos últimos son los más antiguos propietarios del terreno de quienes se tenga noticia en el marco de la sociedad cartaginesa, ya a finales del siglo XVIII, según el mismo álbum del historiador Figueroa.

El Dr. José María Jiménez Oreamuno muere en el año de 1898. Doce años después, es decir en el año 1910, ocurre el terremoto de Santa Mónica, considerado el acontecimiento más dramático en la historia de la ciudad.

El municipio y sus principales pobladores asumen la limpieza de la destruida ciudad, permitiendo la valoración de sus edificaciones e infraestructura. Proceden entonces, a derribar las edificaciones con daños totales, a definir las que pueden ser reparadas y a conservar las que no sufrieron daños.

Para el 29 de julio de 1910 el Concejo Municipal aprueba un reglamento de construcciones redactado por el ciudadano don Cleto González Víquez, en el cual se le brinda a los pobladores ordenanzas claras de cómo proceder a restablecer la ciudad.

Destruida la casa de la familia Jiménez Sancho, Micaela resuelve adquirir la obra a Italia – vía catálogo – y en el año de 1911 se inicia la construcción.

El resultado es una casa estilo victoriano de escala urbana sobresaliente que apela a un novedoso y liviano sistema constructivo para la ciudad, basado en un esqueleto en madera forrado por ambos lados con láminas de metal con motivos repujados.

Por otro lado, cabe decir que la nueva construcción se emplazó con un considerable retiro de la acera, respetando las ordenanzas que indicaban el pago de menos tributos si los inmuebles se edificaban con retiros frontales y laterales. Además indicaba que los muros frontales deberían de construirse aproximadamente a un metro de altura, y encima, una verja metálica. Cosa que no ocurría con la edificación que anteriormente ocupaba tal sitio.

Micaela, la viuda del Dr. Jiménez Oreamuno, perteneció a múltiples organizaciones religiosas de centro y Sudamérica, y apoyaba al Convento de San Francisco recibiendo a comer a la casa a personalidades eclesiásticas de la talla de los obispos Stork y Cagliaro cuando visitaban Cartago, o bien, dando en préstamo al convento, cobijas, sábanas y otros enseres para la atención de los eclesiásticos.

De suerte entonces que Guillermo Mata Oreamuno, un ameno pariente de la familia Jiménez Sancho, propone que hay que bautizar la casa y la llama «El Vaticano».

Con la muerte de Micaela en 1915 la casa pasa a ser propiedad de sus hijas María Joaquina, Ana María, Emilia, María Cristina, María Luisa, Julia, María de los Ángeles, María Teresa y Adelia. A mediados del siglo XX, Adelia preparó una gran cantidad de niños para la catequesis.

Al Dr. José Jiménez Sancho, hermano de Adelia y las demás, le correspondió por herencia la propiedad que se ubica diagonal a la casa.

El 18 de agosto de 1992, los hijos de María Cristina, quién casó con Manuel Echeverría Jiménez, deciden vender la propiedad a la Universidad Estatal a Distancia (UNED).

Fotografía de Marlón Granados Mata.

EL VICTORIANO DEL VATICANO.

Es una casa prefabricada, comprada por catálogo.

-Paredes a base de estructura de madera y lata repujada en ambas caras. Con ricos diseños art nouveau diferentes en cada estancia. Lo que la particulariza ante la arquitectura posterremoto de la ciudad de Cartago. Esta última se caracterizó por su modestia.

-Altas cubiertas de sabor victoriano.

-Complejísima carpintería que retrata el eclecticismo de principios de siglo.

-Balaustradas y corredores, muestra de la digna magnificente arquitectura de la época.

-Tiene un patrón urbano de cierre de esquina con cubiertas de gran pendiente y alero. Los muros de cerramiento presentan un ritmo de «zócalo, muro y alero».

-Mantiene las proporciones de los vanos de puertas y ventanales de la ciudad.

-Sus rosetas de tapichel y lámina de hierro con diseños y filigranas neoclásicas con detalles de flores, delatan el intenso intercambio comercial con Inglaterra, Francia y Bélgica, reforzado por la bonanza de los tiempos de café.

La casa fue declarada patrimonio el 12 de marzo de 1895 según decreto de ley 16134-C publicado en La Gaceta.

Desde el año 1980 y hasta la fecha, la propiedad sigue funcionando como sede del Centro Universitario de Cartago de la UNED. Dentro de este período y en forma paralela, inició sus labores el colegio José Figueres Ferrer.

Referencias:

Centro de Conservación Patrimonio Nacional, Cartago.

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