Aquí les dejo algunas casitas antiguas del Alto de Guadalupe, sobre calle principal. Casitas estilo victoriano, de madera con sus adornos del estilo que las califica. Espero que les guste.
A mis manos llegó este pequeño pero cautivador libro que nos lleva a un recorrido de un colombiano que estuvo con sus hijos por dos años en nuestra bella tierra de antaño. Cien por ciento recomendado para todos los costarricenses y para los que quieren saber más de nuestras raíces.
![IMG_5547[1]](https://micostaricadeantano.com/wp-content/uploads/2017/11/img_55471.jpg?w=474)
Un viaje a Costa Rica de 1879 a 1881 es el cuarto libro de esta colección. Con el trabajo compilatorio de Elías Zeledón Cartín, quien redescubre esta pequeña obra del viajero colombiano Manuel Sinisterra, La EUNED presenta un texto que describe la Costa Rica de inicios del gobierno de Tomás Guardia Gutiérrez, aspectos de la vida cotidiana de la San José de ese período, así como anécdotas en el Seminario Mayor de San José y algunos datos sobre la historia del «Himno Nacional de Costa Rica». Sin lugar a dudas, un interesante texto para quienes disfrutan de la literatura de viajes.


El lechero en muchos casos también emprendía la tarea de ordeño, para luego hacer el traslado y la distribución de su producto casa a casa. Además, estos productores comercializan quesos elaborados artesanalmente y natilla. La profesión logró tal incremento que sólo en Coronado hay cerca de 100 lecheros que recolectan cada mañana la leche para distribuirla en las ciudades vecinas.


A principios del siglo XX, un texto de El Heraldo de Costa Rica titulado “El lechero”, brinda algunas simpáticas líneas sobre esta profesión y que al mismo tiempo reflejan como este personaje es parte de la vida diaria. De este modo dice entre otras cosas:









El lechero monta enbutido [sic] entre cuatro grandes tarros de hoja de lata, dos delante y dos detrás, y el montarse y el apearse, en medio de tales adminículos, requiero no poca destreza para no dar al traste con los trastos.
De dos maneras pueden abusar los lecheros: falseando las medias y bautizando la leche en alguno de los jordanes del camino. Por eso deben ser vigilados por la Policía de Higiene.
Este bucólico personaje tenía un modo especial de anunciarse frente a las puertas de las casas el silbido, sonoro, enérgico, estridente, inimitable. En definitiva, este imagen forma parte de la identidad y de los recuerdos de la niñez de miles de costarricenses.
La actividad del lechero se ha ido perdiendo al pasar del tiempo y el avance de la tecnología que ya no ocupa de las manos bruscas y a la vez suaves del lechero que con gran habilidad llenaban los baldes de leche espumosa y blanca, ahora conectan a la vaca a sistemas de ordeño automatizado…pues sí, así pasa el tiempo y todo cambia.
Vinicio Méndez, Cátedra de Historia, UNED

El presidente y militar guatemalteco Justo Rufino Barrios en su intento por consolidar la República Federal de Centro América y de constituirse en su presidente, inició una campaña militar invasiva en 1885, aliado con el entonces presidente de Honduras, en contra de la alianza conformada entre El Salvador, Nicaragua y Costa Rica que aprobaban la idea de la federación.
El entonces presidente costarricense, General Bernardo Soto Alfaro, como parte de sus preparativos para la guerra, creo la Cruz Roja Costarricense por medio del decreto No. 35 del 4 de abril de 1885. Sin embargo, el cuerpo de sanidad militar que amparaba dicho decreto nunca fue requerido porque el General Barrios fue abatido el 2 de abril en la ciudad salvadoreña de Chalchuapa, lo cual significó el fin de la guerra. El objetivo principal de su creación; una organización nacida para la guerra, pierde vigencia una vez desmovilizada la maquinaria bélica costarricense y porque según Ledesma (2005) citando a Blanco (1990), a ese momento la cuestión del auxilio mutuo y la atención de las víctimas de catástrofes se realizaba a través de Juntas de Socorro que se convocaban en particular por el Ejecutivo. En 1898, menciona Blanco (1990), con los intentos del presidente y militar nicaragüense José Santos Zelaya y sus aliados salvadoreños y hondureños por lograr la unión de los estados centroamericanos en la gran Patria Mayor, Costa Rica vuelve a prepararse para la guerra, reactiva la idea de la Cruz Roja como cuerpo de sanidad militar pero igual se desiste al fracasar la nueva iniciativa integracionista. A pesar de que ya se hablaba de la necesidad de poseer sistemas de respuesta permanentes para abordar estas cuestiones y no organismos ad-hoc, la idea de participación de la Cruz Roja como auxiliar de los poderes del estado en caso de catástrofes no fue posible sino hasta avanzado el siguiente siglo. Seguir leyendo Historia de la Benemérita Cruz Roja Costarricense.

Fotografía de Susanne Alvarado.
La casa fue construida al norte del cantón de Cañas en el año 1888, su estilo hacienda fue representativo de la época.
Para edificarla, los constructores utilizaron cedro y pochote. La levantaron cerca de almendros, tamarindos, higuerones y guanacastes para disfrutar de espacios frescos. La casona tiene amplios ventanales en forma de arcos labrados para darle a la construcción cierto aire europeo.
El voladizo (un corredor de cedro) es custodiado por barandales de tablones. Un arco de pequeñas tablillas sirve como entrada principal. Elaborar semejante pieza, sin duda alguna, fue laborioso. La clave (pieza de madera que le da firmeza al arco) tiene tallada una cruz, distintivo muy usual en esa época para librarse de malos augurios.
La casa tiene tres amplios cuartos y un techo piramidal cubierto por tejas. En el fondo, todavía en pie, el fogón de doña Pacífica parece que fue utilizado apenas ayer. Lo montaron sobre una mesa de madera y para que el fuego no lo consumiera, lo cubrieron con bahareque, piedras y arena. Esos elementos servían de aislante.

Foto de http://www.christiesrealestate.com
Las historias de las viejas haciendas guanacastecas siempre tienen un encanto particular. Podríamos sentarnos en una inmensa piedra debajo de árbol frondoso, cerrar los ojos en medio de la quietud del campo e imaginar la vida allí 80 años atrás, sin mayor ruido que el de los animales pastando y el correr del río a pocos metros. Un ambiente limpio, una quietud envidiable, una vida pacífica.
Pacífica Fernández Guardia, nacida en San José en 1864, era hija del presidente de la república Próspero Fernández Oreamuno y esposa del también presidente Bernardo Soto Alfaro. En 1888, su marido le regaló una hacienda en Guanacaste donde ella encontró refugio y descanso. Mandó construir una casona donde pasar largas temporadas y a su nueva propiedad la bautizaron “La Pacífica” en honor a la dueña.
La hacienda cuenta con más de 2000 hectáreas de extensión y se encuentra dentro de una de las pocas reservas privadas en el bosque tropical seco de Guanacaste, único en el mundo. Allí, entre los ríos Corobicí y Tenorio, sobre la carretera interamericana norte, entre las ciudades de Cañas y Bagaces, justo a cinco kilómetros de Cañas está el Hotel Hacienda La Pacífica, un lugar cuya arquitectura y ambiente rescatan ese legado centenario y lleno de historia de la hacienda. Hotel, restaurante, centro de eventos, hacienda productiva: La Pacífica lo tiene todo.
Referencias:
Desde 1543 se tiene conocimiento de incendios en Costa Rica. En esa ocasión los aborígenes quemaron dos poblados como protesta por los vejámenes hechos a sus Caciques.
Seguir leyendo Bomberos de Costa Rica de Antaño, 1865.
Un sábado de noviembre acompañé junto con mi esposo Oscar a mi hermano Joel a la ciudad de Nicoya. Salimos muy temprano rumbo a las tierras Nicoyanas. Me dije es hora de hacer trabajo de campo.
Seguir leyendo Templo Católico San Blas, Nicoya, Guanacaste, 1801-1850.
Si bien la definición de San Rafael como distrito tercero del cantón de Escazú, data de por lo menos 1920 -una vez consolidada la separación de Santa Ana como cantón en 1907-, el proceso de perfilarse propiamente como tal, marcado por la construcción del templo local fue mucho más lento.
No fue hasta dos décadas después que en ese entonces pequeño pueblo decidió levantar su propia iglesia: la Iglesia San Rafael de Arcángel.
Fue por donación de Doña Josefa Saborío de Flores quien donó el terreno para construir que se levantó esta estructura. Para ese año que data 1943 la iglesia era tan solo un humilde techo de palmas sostenido por unos pilares de madera
Seguir leyendo Iglesia San Rafael Arcángel, Escazú, San José.
La Casona o «Casa grande» de Santa Rosa fue la casa más grande en la finca de Santa Rosa o la Hacienda Santa Rosa.
Santa Rosa es una de las más antiguas haciendas de Costa Rica. Hay pruebas históricas de su existencia desde 1663. Santa Rosa fue no sólo una de las más antiguas haciendas, pero también uno de las más grandes y se dedica a actividades agrícolas y ganaderas.
Antes de 1863 Santa Rosa fue sólo una casa grande en el centro de varias fincas, hasta que don Inocente Barrios Muñoz, el propietario en ese momento, la incluyo en el Registro Público con el nombre de Finca Santa Rosa
Seguir leyendo Antigua Casona Hacienda Santa Rosa, Liberia, Guanacaste, 1851-1900
Abangares es conocido como el cantón minero de Costa Rica. Ya allí se localizó la industria minera de oro más grande de toda la historia de Costa Rica. El principal distrito minero fue La Sierra de Abangares, donde Minor Cooper Keith ubicó la planta de procesamiento de oro de su compañía Abangares Gold Fields of Costa Rica. Otro distrito abangareño en el cual repercutió la explotación aurífera fue en Las Juntas, donde se desarrollaron centros mineros y donde los obreros convergían los fines de semana a tomar y jugar poker.

El nombre “Abangares” se deriva del nombre del antiguo cacique de la zona cual era “Avancari” que en la lengua náhuatl significa “dios de las aguas” o “dios de los esteros”. A Avancari se le atribuía la fuerza y el caudal del rió que atraviesa el cantón hoy llamado “Río Abangares”.
Seguir leyendo Las Minas de Abangares hoy Ecomuseo, Guanacaste, 1851-1900María Adela Eulalia Gorgollo Freer nace un 10 de febrero de 1866 en San Carlos, Alajuela, Costa Rica. Sus padres fueron Luis Gargollo y Dolores Freer Escalante. Fue conocida también como «Itilla».
A la edad de veinte años se casa con el General don Lesmes Jiménez Bonnefil, Arquitecto y Militar, con quien además de tener una gran familia de ocho hijos, deciden abrir una pequeña Fábrica de Ladrillos de mosaicos y derivados de cemento.
Seguir leyendo María Adela Eulalia Gargollo Freer, biografía.
Don Cleto nació en Barba de Heredia, el 13 de octubre de 1858, hijo de Cleto González Pérez y Aurora Víquez Murillo. Su familia era de escasos recursos y, por ello, cuando don Cleto empezó a destacarse como intelectual, abogado y figura pública, sus partidarios recordaban sus orígenes humildes con la simpática afirmación de: «Don Cleto nació descalzo». El mensaje que pretendían dar, sobre la importancia del estudio y el trabajo, resultaba clara a pesar de la objeción, más que obvia, que todos los niños nacen, no solo descalzos, sino desnudos.

Casa donde nación Don Cleto en Barba de Heredia. (Fotografía Guías de C.R.)
Descalzo asistió a la escuela de su pueblo natal, donde aprendió a leer y escribir, así como las cuatro operaciones básicas de aritmética, que era todo lo que se enseñaba a los niños por entonces. Estudió el Catecismo, fue monaguillo y tuvo la intención de hacerse sacerdote. Con ese propósito, en 1869, asistió en Heredia a los cursos de latín que dictaba don José María Aguilar.

Al año siguiente ingresó al Colegio San Luis Gonzaga de Cartago, dirigido por Valeriano Fernández Ferraz, al que acudían jóvenes, no solamente de todas las provincias de Costa Rica, sino también de otros países centroamericanos. El programa de estudios incluía historia, gramática, contabilidad, trigonometría, inglés, francés, dibujo y música. Don Cleto obtuvo sobresaliente en todas las materias y durante todos sus años de colegial, fue compañero de clase de Ricardo Jiménez Oreamuno.
Una anécdota vivida por don Cleto González Víquez, herediano y presidente de Costa Rica en dos ocasiones.
¡Ahora Corra don Cleto!
“Venía el Licenciado don Cleto González Víquez, Benemérito de la Patria, dos veces Presidente de la República, abogado e historiador, para su casa de habitación, bastante fatigado después de un intenso trabajo en su oficina, y al pasar por la residencia de una familia muy conocida y muy estimable, se encontró con un chiquillo que lo paró, y le dijo:
– “Por favor, señor, toque el timbre de esta casa”.
Y el Licenciado González Víquez, aquel gran patricio y demócrata, por hacerle el favor al muchacho, alargó su mano y apretó el botón del timbre. Pero al soltarlo, oyó don Cleto al chiquillo que le decía a grandes voces:
– “AHORA CORRAMOS, DON CLETO”.
Referencias:
-Anecdotario Nacional. Carlos Fernández Mora.
-Ilustración de Eric Francisco Bogarín B.

Esta hermosa residencia perteneció a la familia de Max Gurdián Rojas. Las Acacias es una casa antigua que se conserva frente al Parque Morazán. Se construyó a principios del siglo XX y es de influencia victoriana. Es muy valiosa por el diseño de los vitrales de la fachada.
Seguir leyendo Casa Las Acacias, El Carmen, San José, 1901-1950.